Don Carmelo y Cayetana en el Camino de Santiago (20)

17 de Junio de 2013 a las 6 y media de la mañana abandonamos el albergue de Reliegos. Aceleramos el paso ya que después de tantas etapas por ásperas soledades y aldeas apartadas hoy nos espera una gran ciudad. Y no una ciudad cualquiera, sino la más bella de todas las ciudades del Camino: León, un Paris en miniatura en medio de Castilla. Pero no será un cómodo paseo llegar allí.

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Sólo 3 kilómetros detrás de Reliegos en vez de la esperada salida del sol se forma una tormenta y el Cielo se viste de color morado oscuro casi negro sin piedad. Relámpagos y truenos  en vez de café con tostadas. Los nubarrones tenebrosos se acercan a una velocidad que nos da miedo.

Ya notamos las primeras gotas que se multiplican rápidamente. Cayetana, todavía soñolienta, ahora sí se despierta cuando suena un trueno infernal, lanza una maldición al Cielo y se dedica a buscar su impermeable de color rojo chillante en las profundidades de su mochila. Finalmente, ya bien mojada, lo encuentra. Por primera vez durante nuestro largo camino hacia el oeste está lloviendo de verdad y en el horizonte ya no descubrimos ninguna faja luminosa donde antes se asomaba el sol saliente. Al llegar al primer lugar, Mansilla de las Mulas, ya no hace falta discutir. Con esa lluvia es imposible seguir, así que entramos en la primera Cafetería. Y bien elegida, porque pertenece al albergue de peregrinos del pueblo. Aquí matamos las horas, desayunamos dos veces, mientras que fuera cae la lluvia sin interrupción. Cayetana come  Magdalenas sin cesar, después del número doce dejo de contarlas.

Finalmente cesa la lluvia y nos atrevimos a salir de nuevo a la meseta golpeada por el viento. Detrás de la muralla de Mansillas encontramos a Andrew, un joven de Birma quien vive en Londres. Andrew define el Camino más como desafío deportivo que itinerario espiritual. Para él, etapas diarias de 50 kilómetros y más (!) son normales. Con esa velocidad, no le quedará mucho tiempo para meditar. Y ya se despide, porque le cuesta acostumbrarse a nuestro ritmo „superlento“. Diez minutos más tarde ya no lo vemos, habra llegado volando a León.

Algún burlón habrá pintado falsas flechas amarillas en los suburbios del este  de León, de hecho no nos guían a la Catedral, sino dirección Plaza de Toros. Por ello tenemos que andar una inmensa vuelta supérflua. Cayetana está de muy mal humor. Todavía mojada por la lluvia y sufriendo por el viento frío, su paciencia se está acabando. En seguida quiere una ducha calentita y „finalmente una cama de verdad“. Así que coge su móvil y llama al Hotel donde habíamos reservado una habitación y se deja guiar paso a paso, ya no confía en flechas amarillas. Después de la Siesta ya está de mejor humor, aunque ya tiene una sospecha de lo que la está esperando: mucho arte sacro y cultura total. Para ablandar su actitud de rechazo y ponerla contenta, la invita a café y pastelitos en la  Calle Ancha. Un exitazo. Es que aparte de la tarta de chocolate blanco pedida por Cayetana, ella recibe también gratuitamente un pastelito de arroz con leche – como „Tapa“.

Habiendo recobrado fuerzas de manera tan dulce entramos en la penumbra misteriosa y de mil colores de la Catedral de León y de repente nos quedamos encantados. Este espacio sacro es como un templo de cristal, las paredes altísimas parecen vidrieras sin piedras, resplandor enigmático por doquier. En silencio vamos de columna en columna, siempre mirando hacia arriba, a la galería cristalina de figuras de santos. Santos que hace siglos miran desde arriba a la muchedumbre de peregrinos, los que en busca de iluminación interior entran aquí para inspirarse contemplando ese escenario radiante. Cine total de la Edad Media. Es un choque de belleza ultraterrenal que nos deja boquiabiertos y mudos. Cuando contemplamos las naves catedralicias, notamos que los otros visitantes están igualmente conmovidos. Aunque la Catedral está llenísima de gente, no se oyen los típicos ecos de voces confusas, sino sólo un susurro apenas perceptible entre las columnas  de la tierra. Y los rostros, piedras y el aire reflejan un azul profundo, rojo ardiente y morado místico.

Sin querer, Cayetana rompe el éxtasis celestial, cayendo a esferas muy terrenales. „¡Mira allí, hay monos que bailan!“ Increíble: sí, en una vidriera chica y lejana en la altura descubrimos un par de monos bailando alrededor de San Antonio. Sería interesante saber si esta vidriera de verdad es medieval  o si un pintor moderno ha añadido esos elementos llenos de virtuosismo durante un proceso de restauración de vidrieras antiguas. Aparte de su decoración más famosa, las vidrieras bellísimas, el templo mayor de León también presenta un magnífico retablo mayor con sus pinturas del Siglo XV. Pero nos tomamos mucho tiempo aquí dentro, para descubrir los tesoros ocultos de la Catedral. En la sillería del coro hay monstruos exquisitos y el Rey Salomón y la Reina de Saba invitirían a sentarse allí, si no fuera prohibido. Cuando salimos de ese templo de ensueño, los nubarrones oscuros se han desvanecido y las esculturas de la fachada de la Catedral están iluminadas de repente por la luz cegadora del sol. Sólo los típicos monstruos a la derecha de la entrada principal  conservan su aspecto tenebroso y siguen devorando a pobres pecadores y asustando a los peregrinos. Para ablandar el terror sembrado por ellos, desde la columna central del portal nos saluda la famosa Virgen Blanca con su sonrisa enigmática. (Es una copia, el original se encuentra en una Capilla del Claustro que forma parte del Museo Catedralicio).

Vamos a visitar ese Museo, a cuyas salas se accede por el Claustro de la Catedral. Debajo de sus bóvedas amparadas de viento y lluvia, aquí nos esperan muchas de las estatuas originales de la fachada. Después de „trabajar“ durante siglos y luchar contra los caprichos del tiempo, ahora han encontrado su „asilo” donde están como jubilados. En una capilla escondida y cerrada por rejas descubrimos unos objetos muy interesantes que no esperábamos aquí. „Me parece que ni siquiera este templo celestial funcione sin la técnica alemana…“, comento irónicamente y enseño a mi compañera las palabras alemanas en las etiquetas de unos paquetes acumulados en ese „trastero“ de la Catedral: „Kanalanlage“ (tubos), „Treppenstück“ (pieza de escalera), „Kabel blau“ (cables azules).  Cayetana mira los sobrescritos en alemán con indignación: „Así que la Merkel ya nos persigue hasta en la Catedral de León…“

Después de la lluvia de esa mañana y la penumbra de las salas del Museo Catedralicio disfrutamos ahora de un atardecer luminoso y caminamos por las callejas del casco antiguo más bonito del Camino. León se presenta como una ciudad a la vez romántica en sus callejas con balcones de madera y farolas antiguas, y monumental en sus plazas como la Plaza de San Martín o la Plaza Mayor. Digna de una metrópoli también es sin duda la fachada gigantesca del Monasterio de San Marcos (más de cien metros de largo), un albergue de peregrinos renacentista, hoy un hotel de lujo reservado para los peregrinos más ricos. Como espacio público nos queda una de las fachadas renacentistas más representativas del mundo, construida hacia 1550 en estilo plateresco, y coronada más tarde por un portal barroco. Todo un universo de figuras esculpidas por la gloria del Camino. En el centro está Santiago Matamoros a caballo y con su espada (no políticamente correcto pero magistralmente tallado) y en el punto culminante del portal principal vemos un retablo de piedra que muestra el escudo de Castilla y un rosetón trasparente por el que se ve el Cielo azul. Ese palacio suntuoso sirvió parcialmente como prisión: el poeta Francisco de Quevedo, genial y peligrosamente crítico, estuvo aquí encerrado durante cuatro años como preso en la carcel. „¡Aquí sí me gustaría estar encerrada!“, es la reacción de Cayetana cuando escucha esa historia. Pero advierto que detrás de esa fachada pomposa no siempre hubo un hotel de lujo y que los cuartos allí en el Siglo XVII sin calefacción seguramente estaban muy frías e incómodas durante el invierno, así que dudo mucho que Quevedo lo haya pasado bien en San Marcos.

Poco antes de las 7 de la tarde tenemos que darnos prisa, porque nos falta visitar un monumento principal de esa ciudad monumental, y el lugar más sacro e importante para los peregrinos: la Iglesia románica de San Isidoro. Excluyendo las catedrales, ésa es la iglesia más importante de todo el Camino de Santiago. Primeramente, bajamos a la cripta, al famoso Panteón de los Reyes y cuando Cayetana se asombra de que haya que pagar aquí 5 Euros de entrada, intento explicarle que ese Panteón lo llaman „Capilla Sixtina del Románico“ por sus frescos magníficos del Siglo XII. En la Capilla hay  25 sarcófagos de Reyes y Reinas y una muchedumbre de turistas y peregrinos. Está terminantemente prohibido sacar fotos, para amparar las pinturas de valor incalculable.

Especialmente famosos son el Pantocrátor y el calendario agrícola, con sus representaciones de animales, sobre todo una pareja de cabrones que luchan. „¡¿Cinco Euros sólo pa ver un par de cabras pintadas?!“, susurra Cayetana con indignación. Me rindo, no valdrá la pena intentar a convencerla que estamos ante una obra de arte de importancia universal. Tres minutos más tarde Cayetana se divierta de lo lindo al mirar las cabezas de los dos monstruos que guardan la entrada principal de San Isidoro. La verdad es que esos monstruos resultan más graciosos que espantosos. En el interior del templo, un Jesús muy guapo recibe a los „amigos visitantes”, exigiendo silencio.

En la hora azul sobre las 10 de la noche empezamos a buscar un sitio para cenar y probar los vinos de la región. Caminamos por el „Barrio húmedo“, alrededor de la Plaza Mayor, donde el sinfin de opciones nos provoca vértigo. Finalmente entramos en el „Abanico“ y para mí es un gran alivio notar que detrás de la barra sólo hay personal feminino. Así que no existe el riesgo de que Cayetana se vaya a enamorar de un camarero (como en Logroño) y podemos disfrutar de la comida y vinos con toda  tranquilidad y sin distracciones eróticas. En el camino de regreso al hotel pasamos una última vez por la Catedral, la que aparece como una barca dorada en la ciudad nocturna. La despedida de León nos pone tristes, porque ningún otro lugar del Camino ofrece tanta grandeza y tantas delicias. Lo que echaremos mucho de menos el próximo día…

Texto + Fotos: Berthold Volberg

Recomendaciones y enlaces: Etapa de Reliegos hasta León: 25 kilómetros

www.arteguias.com/catedral/leon.htm
www.sanisidorodeleon.net
www.museodeleon.com
www.redalberguessantiago.com
www.turismocastillayleon.com

Alojamiento / Gastronomía
Alojamiento en León: albergue de peregrinos del Convento Benedictino „Las Carbajalas“, Plaza Santa María del Camino, Tel. 987-252866, lavadora y secadora, sin cocina, pero ofrece desayuno y cena, cierra ya a las 21.30. Albergue muy grande, pero acogida amable y atmósfera cordial y agradable. Cama: limosna.

Para no tener que acostarse cuando aún es de día, es recomendable quedarse en un hotel en la  ciudad más bonita del Camino, p..ej en el Hotel „Posada Regia“, Calle Regidores Nr. 9 – 11, Tel. 987-213173, hotel histórico de tres estrellas mitten en medio del casco antiguo, con habitaciones pequeñas, pero muy acogedoras. Habitación sencilla 50 Euros.

Gastronomía en León: Restaurante del albergue de peregrinos  „Las Carbajalas“,  (véase arriba)“: menú de peregrinos (3 platos con vino) 8 Euros.

En la Calle Zapaterías abundan los buenos Restaurantes, p. ej. „El Abanico“ y „El Latino“, donde también sirven tintos deliciosos de la Region León y del Bierzo, („Villa Cezán” o „Bierzo Dom Abad”).

Restaurante „La Bien Querida“, Restaurante/Bodega muy fashion en la Calle del Pozo N°. 2, Tel. 987-075507, vinoteca@labienquerida.com ofrece platos innovadores y buenos vinos sorprendentes como el Rosado magnífico „PardeValles” y tintos del Bierzo de la uva Mencía.

Bodega „El Grifo“, Plaza Santa María del Camino, carta muy bien elaborada de vinos – sobre todo tintos de la uva Mencía (del Bierzo o de la Ribeira Sacra) como „El Aprendiz“ o de Toro („Rompesedas – Reserva“).

Alojamiento / Gastronomía en Mansilla de las Mulas: albergue privado de peregrinos „El Jardín del Camino“, C. Camino de Santiago 1 (entrando po la calle principal). Tel. 987-310232. Calefacción, lavadora y secadora, Restaurante. Cama 10 Euros.

Iglesias:
Catedral de León: un templo gótico que parece de cristal, ya que tiene las vidrieras más bellas del mundo, fachada principal con torres desiguales (68 y 65 metros), Retablo Mayor del gótico tardío (finales del Siglo XV) y sillería del coro con detalles interesantes. En el Museo de la Catedral hay esculturas de Juan de Juni, un sarcófago de plata de Enrique de Arfe y una pintura („Adoración de los Pastores“ de Pedro de Campaña). Horario (Catedral): Lunes – Sábado 8.30 – 13.30 y 16 – 20 horas, Domingos 8.30 – 14.30 y 17 – 20 horas. Entrada 2 x3 Euros (Catedral/Museo). Muy recomendable las visitas guiadas nocturnas  „dream of light“ (6 Euros, hay que reservar antes: proyectocultural@catedarldeleon.org)

Iglesia románica de San Isidoro (León): una de las más importantes de todo el Camino, con la “ Capilla Sixtina del Románico “ („Panteón de los Reyes“, Frescos del Siglo XII, entrada separada –  5 Euros), Templo principal románico con capiteles llenos de sorpresas (animales mitológicos, monstruos), Retablo Mayor gótico con pinturas (Siglo XVI). Horario: Lunes – Sábado: 10.00 – 13.30 y 16 – 18.30 horas (sólo durante Julio/Agosto está abierta sin interrupción y hasta las 20 horas).

Iglesia de San Marcos (León): hoy el único recinto público del antiguo Monasterio, (el edificio principal es el Parador Nacional) Entrada libre, pero el claustro forma parte del Museo Arqueológico (Acceso dentro de la iglesia, a la izquierda de la entrada).